Un fin de semana en Montevideo

Una escapada de la olla a presión

Bonnie Tucker / FST
Montevideo, la capital del Uruguay, está a 40 minutos en avión o tres horas en buque de Buenos Aires. Las entradas por aire y por agua dan diferentes primeras impresiones de esta ciudad de algo más de 1 millón de habitantes, pero ambas –y sobre todo el trecho de la orilla del río que se extiende entre ellas– son válidas representantes de su personalidad.
Los porteños (residentes de Buenos Aires) y los turistas de otros países van a Montevideo porque saben que es diferente de Buenos Aires. Pero solamente cuando llegan allí y miran bien a su alrededor, se dan cuenta de cuán diferente es. La topografía ha ayudado a preservar la calidad de vida de los montevideanos.

Salvados por la Rambla
El puerto de Montevideo, que concentra el tránsito pesado de muchos camiones, opera en los confines de una bahía en el extremo oeste de la ciudad, y el aeropuerto internacional, que queda en dirección opuesta, está lejos del centro. La orilla sur de la ciudad, que balconea sobre el estuario del Río de la Plata, con el puerto y aeropuerto bien separados en cada extremo, ha sido preservada como una zona residencial de clases acomodadas.
Está embellecida por la Rambla, la avenida costanera de 22 km de largo, que con su ancha vereda desde siempre ha dado a todos los residentes acceso gratuito a playas y vistas perfectas del agua.
En cambio, la Costanera Norte de Buenos Aires sufre el tránsito pesado portuario, la proximidad de las villas miseria, el aeropuerto que la bordea, y los clubes, restaurantes y salas de eventos que tapan la vista al río. Si los porteños dan la espalda al río, es porque se les ha negado contacto con su lado del estuario. Por eso les gusta ir a Montevideo.
Montevideo es también mucho más chica que Buenos Aires (con una población de 1,4 millones, contra los 11 millones de Buenos Aires con su aglomerado urbano ). Ya con eso hay menos stress. Es una ciudad agradable, ordenada y un poco quedada en el tiempo que ha preservado buena parte de sus edificios Art Nouveau y Art Déco, además del fuerte colonial español que vigila su puerto. Su único edificio alto es la Torre de las Comunicaciones, de construcción relativamente reciente. Su gente es amable y parece más relajada que sus vecinos de la otra banda del estuario del Río de la Plata.
A algunos turistas les molesta que la mayoría de los negocios cierren los fines de semana; uno tiene que acudir a un shopping para poder gastar la plata. Pero cuando descubren la Rambla, se dan cuenta de por qué los montevideanos parecen tan relajados. Los porteños están más que envidiosos de la forma en que sus vecinos del “otro lado del charco” se toman el fin de semana libre sin ruborizarse y gozan del aire fresco y grandes espacios en la ancha vereda que da sobre tantos kilómetros de playas de arena frente el río. Ningún club, sala de eventos, restaurante o puesto de choripanes se interpone entre ellos y la vista de agua, agua y más agua. Pueden caminar, correr, andar en bicicleta, pasear el perro o sentarse sobre bancos para leer, tomar mate o mirar al agua en una zona residencial que está libre del tráfico ruidoso y pestilente de camiones.
Se dice que el ver agua calma la angustia de mucha gente, y el agua siempre ha formado parte de la vida de los montevideanos. Para ellos, el estuario es el “mar”, y llaman “océano” al Atlántico, que oficialmente tiene su inicio 120 km más hacia el este, en la punta de la península homónima de la exclusiva ciudad balnearia de Punta del Este.

Demasiado para tan poco tiempo
Montevideo es una ciudad ideal para quienes gustan de las ferias al aire libre, los espectáculos callejeros, el arte, las artesanías y las antigüedades. También ofrece una buena gastronomía y ropa de cuero y prendas de vestir de lana de calidad.
Si uno va por sólo dos días, pronto se dará cuenta de que lo que hay para ver y hacer en la capital uruguaya excede ampliamente ese lapso, y comprenderá que tendrá que volver.
La mayoría de los residentes de Buenos Aires que emprenden una escapada de fin de semana a Montevideo optan por los buques de Buquebus o Ferrylíneas porque las terminales son de fácil acceso desde el microcentro, se puede ir con el auto, y el puerto de la ciudad queda en la entrada a las zonas histórica y comercial de la capital uruguaya. (Asegúrese de hacer la reserva en un buque que hace el trayecto en tres horas, no en uno de los que lo hacen en cinco o más.)
Sin embargo, si un porteño desea deambular sin apuro por todas las ferias o hacer una excursión guiada por la Ciudad Vieja que comienza a las 10 hs el día sábado, tiene que tomar un avión, o embarcar en un buque el viernes por la tarde y pernoctar, porque los servicios matinales fluviales entre Buenos Aires y Montevideo no le dan tiempo para aprovechar la mañana.

Imperdibles clásicos
Para los turistas, los dos imperdibles clásicos de Montevideo son el Mercado del Puerto y el mercado de pulgas que se hace en la Calle Tristán Narvaja los domingos por la mañana.
El Mercado del Puerto se parece a una vieja estación de ferrocarril inglesa, y existen varias versiones sobre cómo la estructura llegó hasta allí. Fue inaugurado en 1868 como mercado de comestibles para los barcos, y terminó convirtiéndose en un pintoresco patio de comidas. En los antiguos puestos de su interior hay algunos restaurantes especializados en pescado o carnes rojas, y muchas parrillas con mostradores largos en forma de “U” donde se sientan sus clientes para comer asado
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Una de ellas sirve un potente aperitivo llamado medio y medio (dos medidas iguales de vino blanco dulce y vino blanco espumante, o champagne, si prefiere). En el invierno la clientela bullanguera llena los pasillos y en el verano charla afuera mientras espera una mesa. Los fines de semana, músicos itinerantes amenizan el ambiente, y artesanos muestran sus creaciones sobre mantas en la explanada frente al edificio.

La Feria de Tristán Narvaja, que los domingos ocupa más de 20 cuadras de la calle homónima que corta la Avenida 18 de Julio, tiene todo lo que usted podría soñar, y más también. Es un lugar ideal para los coleccionistas de antigüedades, monedas, estampillas, libros antiguos y discos usados. Allí se vende cualquier cosa, desde ropa hasta plantas y mascotas. Abre a las 9 hs y los puesteros empiezan a levantar campamento a las 14 hs; como hay mucho para ver, conviene ir antes de mediodía.
La feria de antigüedades y artesanías que funciona los sábados en la Plaza Matriz en la Ciudad Vieja es una buena excusa para inspeccionar la plaza –la más antigua de la ciudad– y el resto del barrio.

Visitas guiadas y actividades
También los sábados por la mañana, las calles diagonales de la Ciudad Vieja se cierran al tránsito para formar una red con las peatonales existentes, para que actúen músicos y bailarines y se pongan puestos de arte, artesanías, libros y antigüedades. A las 10 hs, guías de la Municipalidad conducen excursiones de tres horas por el barrio desde el punto de encuentro en la Puerta de la Ciudadela frente a la Plaza Independencia. Para informarse sobre el programa municipal “Paseo Cultural Ciudad Vieja”, visite http://http://www.cultura.montevideo.gub.uy/.
Para los amantes del arte, la arquitectura y la música, hay varios buenos museos y excursiones guiadas.

Arteuy, un grupo de expertos en arte, lleva a los visitantes a los estudios de artistas en la Ciudad Vieja. La excursión da inicio en puntos de encuentro en tres hoteles y termina con un trago en el Mercado del Puerto. Para más detalles, ver http://www.arteuy.com.uy/.
En el centro, una visita obligatoria para quienes se interesan por el arte de la primera mitad del siglo XX en América del sur, es el museo en la Peatonal Sarandí 683 que muestra las obras del artista plástico constructivista Joaquín Torres García, fundador de la Escuela del Sur. Como su maestro, los alumnos priorizaron la expresión artística con identidad uruguaya y sudamericana. El museo está abierto todos los días menos el domingo.

También en el centro, el Teatro Solís (Reconquista y Bartolomé Mitre) la famosa sala lírica de Montevideo, recientemente reciclada, ofrece visitas guiadas en español, inglés y portugués de martes a domingo. Durante la visita de 50 minutos, dos actores intervienen de forma itinerante para ilustrar momentos clave en la historia del teatro. Para los horarios, visite http://www.teatrosolis.org.uy/.
El Museo Municipal de Bellas Artes “Juan Manuel Blanes” (Av. Millán 4015, en el barrio del Prado) ocupa un antiguo palacio de estilo italiano que una familia rica hizo construir en 1870. Tiene espléndidas exhibiciones permanentes de obras de los artistas uruguayos Juan Manuel Blanes (1830-1901) y Pedro Figari (1861-1938), así como un simpático café en una especie de gran jardín de invierno donde se presentan obras teatrales y se realizan conciertos. Está abierto todos los días menos el lunes.

Gastronomía
Nadie debe dejar Montevideo sin intentar devorar un “chivito” –un enorme sándwich con filetes de carne vacuna asada y muchos otros ingredientes, desde tomate, lechuga, huevo duro y queso hasta choclo, berenjenas en escabeche y aros de cebolla frita. El comensal ordena los ingredientes según su gusto y puede comer el resultado con cuchillo y tenedor sobre un plato, o en la mano, acompañándolo con una buena cerveza uruguaya. De todos los restaurantes que sirven chivitos, los más famosos y céntricos son los de las franquicias de La Pasiva sobre la Avenida 18 de Julio.

Quienes buscan algo un poco más selecto y bohemio pueden concurrir al Molino de Pérez, un viejo molino en el barrio de Malvín, que ha sido transformado en un restaurante gourmet y centro cultural. Allí se realizan exposiciones de arte y conciertos.

Vida nocturna
Los tres principales referentes de la movida montevideana son bares tradicionales: Bacacay frente al Teatro Solís; Baar Fun-Fun (Ciudadela 1229), famoso por su trago dulzón “la uvita”, cuya fórmula es guardada como un secreto de Estado; y Tabaré (Zorrilla de San Martín 152), donde se ha escuchado cantar a famosos artistas, desde Carlos Gardel hasta Caetano Veloso.

Eventos
El barrio del Prado alberga, además del antedicho museo municipal de bellas artes, las mansiones montevideanas más importantes del período de 1860-1890, y el predio de la Asociación Rural del Uruguay.
Este año, la gran exposición anual de la ganadería e industria del sector se realizará en el predio de la Asociación del 9 al 20 de septiembre. Para mayor información, ver www.expoprado.com.
Otra fecha a tener en cuenta es la de la Fiesta Nacional “Día del Patrimonio”, ya que durante el fin de semana en que se desarrolla, muchas casas y edificios históricos abren sus puertas al público, entre otros eventos de especial interés cultural. Esta fiesta se realiza a veces en septiembre, a veces en octubre. Este año, tendrá lugar del 26 al 27 de septiembre, y el tema es “Tradiciones rurales”. Ver http://www.sociedaduruguaya.org/ para más detalles.
FOTO CRÉDITOS: Montevideo vista desde el antiguo fuerte español, Bonnie Tucker. La Rambla, Bonnie Tucker. Un cañón del fuerte español, Bonnie Tucker. La Peatonal Sarandí, Bonnie Tucker. Mercado del Puerto, Bonnie Tucker. Feria de Tristán Narvaja, Bonnie Tucker. La Catedral frente a la Plaza Matriz, Bonnie Tucker. El artista Gustavo Vázquez, Bonnie Tucker. América invertida (1943) por Joaquín Torres García, Museo Torres García. Teatro Solís, Teatro Solís. Asesinato del General Venancio Flores (1868) por Juan Manuel Blanes, Museo Municipal de Bellas Artes "Juan Manuel Blanes." Un "chivito" uruguayo. Bebidas en el Baar Fun-Fun, Baar Fun-Fun.