Bonnie Tucker /FST
La infusión de las hojas de yerba mate es la bebida nacional de los argentinos y uruguayos, aunque la materia prima que se ceba es diferente en las dos orillas del Río de la Plata. Los argentinos sorben el líquido de sabor verdoso producido por una combinación de hojas y tallos de yerba elaborada en las provincias de Misiones y Corrientes, mientras la mayoría de los uruguayos se inclinan por la hoja molida fina, estilo brasileño.
Unos y otros deben su adicción a los jesuitas, quienes en el siglo XVI observaron que los indios guaraníes hacían con las hojas que recolectaban de un árbol de la selva llamado yerba mate, una infusión que usaban como estimulante y para fines sociales y medicinales.
La infusión de las hojas de yerba mate es la bebida nacional de los argentinos y uruguayos, aunque la materia prima que se ceba es diferente en las dos orillas del Río de la Plata. Los argentinos sorben el líquido de sabor verdoso producido por una combinación de hojas y tallos de yerba elaborada en las provincias de Misiones y Corrientes, mientras la mayoría de los uruguayos se inclinan por la hoja molida fina, estilo brasileño.
Unos y otros deben su adicción a los jesuitas, quienes en el siglo XVI observaron que los indios guaraníes hacían con las hojas que recolectaban de un árbol de la selva llamado yerba mate, una infusión que usaban como estimulante y para fines sociales y medicinales.

Preparar la infusión es todo un ritual y, para los neófitos es algo confuso, porque hoy día tanto el producto líquido del cebado como el recipiente en que se lo ceba se llaman “mate”.
No se bebe el mate, se lo sorbe a través de un tubito de metal con un filtro en el extremo (llamado bombilla) que se coloca dentro de la mezcla de hojas y tallos de yerba que se va cebando en un pequeño recipiente (llamado mate) con el agua caliente de una pava o un termo.
Por tradición este recipiente está hecho de calabaza, pero también puede ser de metal, madera, asta, o hasta porcelana o cristal. Esta diversidad de materiales se debe a que los inmigrantes que llegaron a la Argentina entre los 1880 y los años 30 del siglo pasado dejaron su impronta cultural en la costumbre de matear, que a su vez llegó a formar uno sus más arraigados hábitos.

La infusión de yerba mate tiene un sabor verde y ligeramente amargo, pero es tan adictivo como el café porque contiene, precisamente, una alta dosis de cafeína. Se puede endulzar con azúcar o miel, o consumir solo (en tal caso se llama cimarrón). Mientras en la mayoría de las regiones del país se consume caliente, durante los meses calurosos del verano mucha gente del noreste del país lo prefieren frío, como tereré.

Usted lo puede sorber en soledad mientras estudia, lee el diario o medita o, en un último gesto a la modernidad, hasta tomarlo en saquitos.
Sin embargo, la forma tradicional de consumirlo es con un grupo de amigos, charlando mientras espera su turno en la ronda de mate. Por eso se dice que el mate promueve la amistad.
FOTO CRÉDITOS: Indios guaraníes recolectando hojas de yerba mate en el monte, ilustración del padre Florian Paucke (1719-1779). Mates de porcelana y cristal en el Museo del Mate en Tigre, Argentina, Bonnie Tucker. Cebado de mate, Marcelo Imbellone. Mate listo para tomar, Marcelo Imbellone.