¿Quién necesita el Rally Dakar?

Una aventura todo terreno en frágiles ecosistemas.

Bonnie Tucker / FST
El Rally Dakar, la carrera internacional campo traviesa más grande y exigente para todo tipo de vehículos todo terreno, inflama la imaginación de millones de personas que la siguen por TV en todo el mundo, y los miles que observan la acción desde puntos estratégicos al borde del camino. Durante la primera quincena de enero, la segunda edición de este gran evento deportivo en su versión sudamericana se llevará a cabo en los desiertos y los Andes del noroeste argentino y el norte de Chile. Su nombre se debe al hecho que se corría desde París en Europa hasta Dakar en el Sahara en África durante casi 30 años, hasta que amenazas de ataques terroristas obligaron a su reposicionamiento en un ambiente más amigable, y esto lo torna aún más exótico y atractivo a los fanáticos locales del automovilismo.
La romántica declaración de misión del Rally Dakar destaca el deseo de los pilotos de descubrir nuevos territorios y explorar desiertos, sin mencionar el hecho que la rodadura de los neumáticos de los vehículos todo terreno erosiona desiertos y estropea paisajes que los verdaderos turistas viajan miles de kilómetros para ver en la Argentina y Chile.
Quienes señalan estos hechos son ninguneados por funcionarios del deporte y el turismo locales que hablan con sorna de los “ambientalistas”, y sus dichos reciben poca o nula cobertura en los medios, que pareciera los consideran aguafiestas. La única forma de interiorizarse sobre qué sucedió con los paisajes durante la edición 2009 del Dakar es efectuar personalmente un reconocimiento por el recorrido de aquella carrera, o por lo menos navegar por la Web. En el Internet se encuentran documentos publicados por la comunidad pro ambiente que no ven la luz del día en Buenos Aires. Así, no es difícil imaginar por qué el Dakar 2010 se realiza en estos momentos.

Mucha gente necesita el Dakar. Entre ellos se encuentran los fabricantes de las distintas marcas de vehículos todo terreno que compiten en el rally y los diversos patrocinantes cuyos avisos aparecen en los autos y los mamelucos de los pilotos; todos ellos esperan vender más gracias a la cobertura que recibe la carrera. También están los funcionarios gubernamentales que piensan que dos semanas más de la cultura internacional del rally agregará brillo a la imagen de su país en el exterior, o por lo menos distraerá la atención del público nativo de otras cosas que suceden durante ese lapso. Luego están los hoteles urbanos a lo largo del recorrido que alojan a las miles de personas que integran la caravana, y a fanáticos del rally también si quedan algunas habitaciones libres; las empresas de abastecimiento de alimentos, los proveedores de servicios y otros individuos que encuentran un empleo temporario gracias a la carrera; y los medios de información que gustan de una nota de acción que continúa en el tiempo y podría incluir algunos accidentes espectaculares.

La batalla contra la naturaleza
Pero el motivo principal es la pasión humana que despierta el automovilismo. El Dakar es una fiesta que gira en torno a un juego peligroso protagonizado por pilotos que son gladiadores en lucha contra la naturaleza y el reloj, y sus fanáticos son espectadores de coliseo romano con sed de velocidad, ruido, gases de escape, y la posibilidad de ver un poco de sangre.

¿Y quién no necesita el Rally Dakar? Además de la gente que no se interesa por el automovilismo, podemos mencionar a los chacareros en el campo, por medio de cuyas propiedades pasarán las hordas todo terreno. Con suerte, se les reembolsará por todos los daños que se produzcan, pero será imposible reemplazar los ecosistemas desérticos y los sitios arqueológicos no registrados en la Argentina y Chile que serán estropeados por cientos de vehículos que saldrán de la ruta en muchas oportunidades. Los desiertos del norte de la Argentina y Chile conforman un gran antigal donde la ocupación humana data de 10.000 años. Pero los arqueólogos son pocos, no anuncian en los medios, y la mayoría de los habitantes de las ciudades no saben ni se interesan por lo que hacen. Y los indígenas que consiguen un ingreso adicional mostrando a los turistas dunas vírgenes y bellas flores efímeras no son tan atractivos para los medios urbanos como el aullar de los motores de autos, camiones, motos enduro y cuatriciclos.
Este año el Rally Dakar no entrará a San Pedro de Atacama, por pedido de los vecinos y a raíz de quejas de arqueólogos chilenos de los daños ocasionados a seis sitios precolombinos por la edición 2009 de la carrera. Cuatro de los sitios dañados están cerca de San Pedro, y los otros dos se encuentran en las cercanías de Copiapó. Los vecinos también temieron que el paso de tantos vehículos por el desierto destruyera la capa superficial del suelo, que cobija semillas y bulbos cuya germinación produce flores en la primavera.

Más del 70 por ciento de la superficie de la Argentina es árida o semiárida con una delgada capa fértil muy susceptible a la erosión. A la gente de ciudad el desierto les parece tierra inútil, pero está lleno de flora y fauna que se ha adaptado maravillosamente a la escasez de agua.
Para alegría de los concesionarios de las grandes marcas de vehículos todo terreno, los rally de autos y motos son una pasión popular muy arraigada en la Argentina, fomentada asiduamente por funcionarios de turismo en varias partes del país. En consecuencia, durante la última década, mucha gente que tiene una buena situación económica ha decidido hacer gala de su status social con la adquisición de su propio cuatriciclo, moto o 4x4, y los que no la tienen, quieren por lo menos poder alquilar una de esas máquinas en los centros turísticos.

Por consiguiente, las dunas de arena vírgenes y los nidos de aves playeros destruidos por chicos en cuatriciclos en la costa y los paisajes serranos estropeados por las profundas huellas talladas por los neumáticos de las motos durante la época de lluvias, son cosas de la vida aceptadas por la mayoría. Así que la Argentina es tierra fértil para el Rally Dakar.

Un buen cortafuegos
Tal vez por su añoranza del Desierto del Sahara que durante mucho tiempo fue el escenario de la carrera, los organizadores del Rally Dakar se sienten particularmente atraídos hacia las dunas y otras áreas arenosas y áridas. Así fue que el año pasado, 512 autos, camiones, motos y cuatriciclos hicieron su rugiente entrada a la Estancia Santo Domingo y otras propiedades rurales a cuyos dueños la Subsecretaría de Turismo provincial había logrado persuadir permitirles el acceso. El paso de tantos vehículos juntos arruinó caminos de tierra que hubo que reconstruir después, y cuando el sistema GPS de los organizadores no funcionó, la horda rompió alambrados para avanzar. Luego un piloto marcó el camino y los otros siguieron. Sin embargo, los estancieros no se quejaron: el sector de las dunas que los 512 pilotos del rally revolvieron con sus neumáticos sirvió como un cortafuegos que les salvó de un incendio que se produjo en la misma zona a fines de enero. Y los organizadores luego pagaron la reparación de todos los daños. No obstante, los hombres de campo están contentos que este año el rally pasará por una parte diferente de la provincia.
Pero la organización del Dakar no podrá resarcir los daños al ambiente y los sitios arqueológicos que el rally de 2009 ocasionó en el Desierto de Atacama en Chile. ¿Cómo se hace para reemplazar objetos líticos, cerámicos y textiles que estaban a flor de tierra en lugares que todavía estaban sin registrar porque los arqueólogos fueron informados del recorrido del rally con tiempo insuficiente para realizar un reconocimiento?
El daño al “Desierto Florido” de la región de Atacama – que desde hace mucho es una atracción para turistas – podría resultar aún peor. Más o menos cada tres años, si las lluvias que caen entre septiembre y noviembre resultan suficientes, germinan las semillas y bulbos de 200 especies de plantas que regalan al desierto una alfombra policroma de flores que cambia de color todo el tiempo a medida que florecen las distintas especies. El rally se realiza en enero, pero durante los próximos años es probable que no habrá más flores en los lugares donde los neumáticos de la horda todo terreno destruyen la primera capa del suelo junto con su preciado contenido.

No se realizaron estudios de impacto ambiental o social en el interior de los dos países antes de los rally de 2009 y 2010. Los funcionarios ambientales prohibieron la entrada de los vehículos a parques o reservas nacionales, pero el terreno en torno al resto del recorrido se dejó al albedrío de los pilotos. Los chacareros no fueron consultados; recibieron pedidos y en algunos casos fueron amenazados (según dicen los mapuches de Neuquén) por funcionarios que querían que el rally se hiciera. Y ninguno de los dos gobiernos hizo un estudio de los daños ocasionados por el rally de 2009 antes de dar luz verde a la edición de 2010.
Así fue que el 1º de enero de 2010, la 32ª edición del Rally Dakar partió de Buenos en dirección a Colón (Entre Ríos) luego de cinco días de embotellamientos en la capital argentina ocasionados por cortes de calles para permitir que el público viera los vehículos en Palermo por un lado, y preparar la zona del inicio simbólico de la carrera cerca del Obelisco por otro. La carrera en sí se inició el 2 de enero en Colón.

Casi 3.000 km fuera de ruta
Durante buena parte de las próximas dos semanas, 372 vehículos – 138 autos, 50 camiones y 184 motos y cuatriciclos durante la presente edición – recorrerán 8.600 km a través de pampas, montañas y desiertos. De esos kilómetros, 5.200 serán cronometrados. Los pilotos harán la mayor parte del trayecto sobre caminos o trazas, pero por lo menos un tercio se hará fuera de ruta. La competencia finalizará oficialmente en Buenos Aires el 17 de enero, cuando los ganadores en las cuatro categorías vehiculares recibirán sus premios. Los gobiernos de Argentina y Chile han pagado 6 millones de dólares cada uno para cubrir los gastos de seguridad y logística durante la carrera.

Durante cada día del rally, una caravana de más de 2.000 personas – pilotos, equipos, organizadores y la prensa especializada – ocuparán hoteles en ciudades donde existe capacidad hotelera, y campamentos donde no.
¿Las personas que se trasladan a un lugar para ver una carrera de autos, son turistas? En realidad son seguidores de un evento deportivo que desplazan de las ciudades a lo largo del recorrido de la carrera a turistas que no se interesan por las competencias automovilísticas, obligándolos a reordenar sus itinerarios o ir a otro lugar si no tienen tiempo para esperar la liberación de la zona. Este rally se hace en enero, mes pico de la temporada alta del turismo veraniego en la Argentina. La temporada alta de los chilenos es febrero.
Así las cosas, los turistas que desean disfrutar de la campiña en zonas por donde pasará el rally, no tener problema en encontrar alojamiento, y circular por rutas que nos se cerrarán para permitir el paso de los competidores, harían bien en consultar el siguiente programa, o posponer su visita para la segunda quincena del mes.

Los pernoctes de la caravana están programados para Córdoba el 2 de enero, La Rioja el 3/01 y Fiambalá (Catamarca) el 4/01 en la Argentina. Luego de franquear el Paso de San Francisco (4.800 m) que une Catamarca con la Tercera Región chilena, los integrantes de la caravana se hospedarán en Copiapó el 5/01, Antofagasta el 6/01, e Iquique el 7/01. El 8/01 volverán a Antofagasta, donde dedicarán todo el 9/01 al descanso. Volverán a Copiapó la noche del 10/10, y llegarán a La Serena el 11/01 y Santiago el 12/01. El 13/01 retornarán a la Argentina por el túnel trasandino Los Libertadores / Cristo Redentor (3,209 m) y dormirán en San Juan. Luego pasarán la noche del 14/01 en San Rafael en el sur de Mendoza, el 15/01 en Santa Rosa (La Pampa), y el 16/01 en Buenos Aires.
Ambos gobiernos ya habrían expresado su deseo de recibir el Rally Dakar de nuevo en 2011. Pero este año corrieron 140 vehículos menos que en 2009, tal vez por los estragos de la altura y el calor sufridos durante la primera edición sudamericana. Y siempre existe la posibilidad que el Desierto de Gobi en Mongolia sea más atrayente para los organizadores del rally el año que viene.
Información adicional: http://www.portaldelmedioambiente.com/; entradas del 27/12, 29/12, 30/12 Y 1/01 de la cobertura del Dakar en http://www.lavoz.com.ar/.

FOTO CRÉDITOS: Un auto salta una duna durante el rally del año pasado. Un camión maniobra con dificultad, www.espaciocoches.com. Un buggy levanta tierra desértica. Pilotos de motos hacen “willies”, www.pinamaraldia.com.ar. Turistas montados en cuatriciclos practican maniobras en una playa argentina. Un helicóptero controla la carrera en La Pampa el año pasado, cortesía Estancia Santo Domingo. El Desierto Florido: hasta ahora, un clásico atacameño, Jacobita magazine. Un buggy descabeza una duna. Map del recorrido del rally de 2010.